Hemos leído que hace unos días han puesto “un chino” en la cara oculta de la Luna. No nos sorprende, ya es costumbre ver sus tiendas en cada esquina, en cada calle de los Barrios de la gran ciudad. Siempre ha estimulado nuestra imaginación pensar qué habría en ese lado oscuro. Y, sin embargo, aún teniéndolo ahí tan cerca, cuántas caras ocultas de nuestra ciudad desconocemos.
La cara oculta de Caracas.
Un grupo de niños que busca comida entre desperdicios. Un joven y su pareja que tenían un trabajo estable, y ahora él se encuentra cumpliendo condena. Un preso que tras su barrotes suplica por agua y comida. Un adolescente que se une a una banda de secuestradores. Una mujer que llora la muerte del padre de sus hijos. Sólo son algunas de las estampas cotidianas de la capital caraqueña, muy diferentes a las que podemos ver en las guías de los touroperadores; pero, ¿cuál es la causa?
La falta de alimentos debido al desabastecimiento producido por la ya larga crisis política, económica y social que sufre Venezuela desde hace algunos años, y que ha empujado a millones de venezolanos a abandonar el país, está detrás de esta cara oculta de Caracas.
La devaluación que ha sufrido el Bolivar es tal que una familia, según Cáritas, necesita 98 veces el salario mínimo para comprar alimentos de primera necesidad y, sigue diciendo, el 53% de los hogares venezolanos se ven obligados a buscar alimentos en lugares “poco convencionales”, nueve de cada diez familias no tienen ni para comprar comida.
Caracas, un lugar caro para vivir.
La crisis ha llevado a Venezuela a ser uno de los países más peligrosos. Según el Observatorio Venezolano para la Violencia, la falta de alimentos se ha convertido en un catalizador para la delincuencia. La capital, Caracas, es ya la segunda ciudad más peligrosa del mundo después de El Cabo, en México. Un barrio de chabolas de la capital caraqueña, Petara, se ha convertido en el más peligroso de Venezuela y en uno de los más inseguros de Latinoamérica.
Según el Proyecto Monitor de Víctimas, unas 40 personas mueren a diario de forma violenta en Caracas, y el 95% de los homicidios quedan impunes.
Con la escasez como desencadenante, crímenes, robos y secuestros son el pan nuestro de cada día, y no es la avaricia ni la codicia el móvil, ni es el robo de la caja fuerte de un Banco, ni siquiera la recaudación diaria de una tienda, sino el hambre.
No deja de ser escalofriante pensar en que, si así era el status quo a finales de 2018, como será en los próximos meses, con la inflación galopante prevista para 2019.
Pero al igual que los antiguos romanos expresaban con Jano las dos caras de la verdad, la otra cara de Caracas es que durante 2018 dominó el ranking de ciudades más caras del mundo para vivir.
Fuente: “Hambre en Caracas” por Ignacio Marín. Publicado en el “País Semanal” del domingo día 23 de diciembre de 2018.