El polémico hiyab (velo islámico) deportivo que la cadena de distribución Decathlon iba a comercializar en Francia no saldrá finalmente a la venta en este país, después de las amenazas de boicot recibidas y la avalancha de críticas en sus tiendas y redes sociales.
Una vez más las prendas religiosas vuelven a sacudir el avispero en Francia. En su momento fue el burkini en la playa y en las piscinas.
En relación, Decathlon pidió a través de sus redes sociales un poco de mesura luego de un largo día de polémica por su decisión de comercializar el hiyab en el país galo.
«Pero es hora de pedir calma y moderación sobre el tema: los insultos y las amenazas verbales o físicas no tienen cabida. Le pedimos que mantenga una forma respetuosa en sus intercambios con nuestros equipos», publicó.
Ahora bien, el sitio de información France Info contó que todo comenzó el pasado 21 de febrero cuando un bloguero especializado en el mercado de consumidores musulmanes vio que Decathlon Francia proponía el artículo «hiyab running» de la marca propia del almacén conocida como Kalenji.
En consecuencia, las reacciones no tardaron en llegar. En Twitter, la portavoz del partido conservador Los Republicanos, Lydia Guirous, denunció la venta de este artículo escribiendo que «reniega los valores de nuestra civilización en el altar del mercado y del marketing comunitario». Al mismo tiempo llamó a boicotear la marca, iniciativa apoyada por la presidenta del grupo del Partido Socialista en la Asamblea Nacional.
La ministra de Salud, Agnès Buzyn, señaló a la emisora RTL que se trata de una «visión de la mujer que ella no comparte. Me hubiera gustado que la marca no promoviera el velo».
Un prenda para que el deporte sea accesible a todas las mujeres
Decathlon anunció el martes 26 de febrero que ya no vendería la prenda. Esto a pesar de que horas antes, Xavier Rivoire, director de comunicaciones de la marca, aseguró a AFP que asumía por completo «la decisión de hacer que el deporte sea accesible a todas las mujeres en el mundo».
Es importante señalar que la polémica prenda se vende desde hace algún tiempo en los almacenes de la marca en Marruecos.
De hecho, Angélique Thibault, quien diseñó la prenda para Kalenji, explicó que lo que ella buscaba era que cualquier mujer pudiera correr «independientemente de su nivel deportivo, su estado físico, morfología, presupuesto y cultura».