El gobierno de los Estados Unidos difundió este miércoles un informe en el que admite que los niños separados de sus padres en la frontera con México el año pasado sufrieron diversos problemas mentales durante el período en el que se encontraron solos.
El reporte, hecho por la Oficina del Inspector General de Servicios de Salud y Humanos (HHS en inglés) reveló que los menores separados “mostraron más miedo, sentimientos de abandono y estrés postraumático que los niños que no habían sido separados”.
“Algunos expresaban un dolor agudo que los hacía llorar desconsoladamente», otros «se negaban a comer o participar en actividades», y los que no entendían por qué estaban separados de su padres «sufrieron altos niveles de angustia mental”, detalló el documento, realizado a partir de las visitas a mediados de 2018 por sus servicios a 45 centros de acogida de niños migrantes.
En el año 2018, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, promulgó una ley de “tolerancia cero” con la que buscaba enjuiciar al 100 % de los migrantes que llegaban a la frontera. Esta ley también supuso la separación de más de 2.300 niños de sus padres y representantes.
No obstante, la política fue eliminada en junio de ese año, tras la decisión de un juez federal, quien ordenó que los niños debían permanecer con sus familiares en los centros de detención.
El daño, sin embargo, estaba hecho, pues el proceso de separación y una reunificación desordenada se sumó a los posibles traumas que los niños ya podían traer consigo de sus países de origen o la misma ruta migratoria.
Igualmente, otras demoras habrían jugado un papel determinante en la salud mental de los niños, como el endurecimiento de las normas para la entrega a sus “patrocinadores” en Estados Unidos, con lo cual se alargó la estadía de muchos menores en los centros de detención.
Estas demoras causaron “mayores niveles de desconfianza, desesperanza y frustración entre los niños, con más casos de mutilación o ideas suicidas”, de acuerdo al inspector del gobierno estadounidense.
Al respecto, la Oficina del Inspector General de Servicios de Salud y Humanos recomendó a la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR) “desarrollar estrategias para superar los obstáculos para contratar y retener a médicos calificados en salud mental y considerar la carga máxima de casos”.
Igualmente, el inspector señaló que la ORR “debe proporcionar a los establecimientos una guía para abordar el trauma en la terapia a corto plazo” con el objetivo de mitigar las consecuencias de los problemas mentales en el futuro.
Este análisis sería el primero sobre la separación de niños migrantes de sus padres en el contexto de la política de “tolerancia cero”.
Para elaborarlo, los investigadores entrevistaron a unos 100 médicos de salud mental que trataron con los menores durante el tiempo que permanecieron solos en los centros de detención.
Durante este período de entrevistas, había cerca de 9.000 menores en los refugios, de los cuales casi el 85 % tenían entre 13 y 17 años, el 13 % tenían entre 6 y 12, mientras que el 2 % eran niños de hasta cinco años de edad.