Este martes, en medio de una protesta frente a un centro de detención migratorio en la ciudad mexicana de Tapachula, fronteriza con Guatemala, un migrante y dos periodistas resultaron heridos.
De acuerdo a los medios locales y reportes policiales, los migrantes, que serían en su mayoría haitianos y africanos, se manifestaron para exigir al gobierno mexicano autorizaciones que les permita transitar libremente por el país norteamericano y se congregaron frente al centro de detención, donde bloquearon la entrada principal para impedir la entrada y salida de autobuses, así como el ingreso de trabajadores.
Como forma de contención, los militares y policías de la Guardia Nacional formaron una valla humana y comenzaron a replegarlos para liberar el acceso. No obstante, las cosas se complicaron cuando un grupo de manifestantes se tiró al suelo para impedir el paso de un autobús, a lo que los funcionarios de seguridad respondieron con empujones, provocando así un enfrentamiento.
Al respecto, la organización por los derechos de los migrantes, ‘Pueblo Sin Fronteras’ afirmó que “Ya pasó una semana de protestas y la situación no se ha resuelto, lo cual es lamentable. Es una irresponsabilidad del gobierno de Andrés Manuel López Obrador no atender esta situación”.
Asimismo, dos periodistas que cubrían la protesta denunciaron haber sido agredidos por los oficiales de la policía, por lo que la Secretaría de Seguridad aseguró a través de su cuenta oficial en Twitter que se abrirá una “carpeta de investigación para aclarar responsabilidades”.
Esta es la octava vez que los migrantes haitianos y africanos protestan en una semana y es que los migrantes se encuentran varados desde hace seis meses en Tapachula, mientras esperan regularizar su estatus. Y a pesar de que el presidente Andrés Manuel López Obrador prometió trabajar en políticas dentro y por de los derechos humanos de estas poblaciones, la situación de abandono hacia los extranjeros indocumentados se sigue agudizando.
No obstante, el gobierno mexicano estaría entre la espada y la pared, pues el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha amenazado a la administración de López Obrador con imponer aranceles a las exportaciones mexicanas si no frena el flujo migratorio hacia el vecino del norte.
México, entonces, se vio obligado a endurecer el paso hacia los Estados Unidos y para hacerlo ha desplegado a unos 6.000 miembros de la Guardia Nacional en su frontera sur — por donde ingresa la mayoría de los indocumentados al país latinoamericano –, así como a unos 15.000 en el límite norte.