Muchas veces celebramos la calidad humana de una persona por el gran corazón que tiene, o nos referimos a este músculo vital para expresar nuestras más profundas emociones y mejores sentimientos; pero, no siempre tener un gran corazón es síntoma de buena salud.
Don Eusebio se sentía bien, notaba que su corazón más grande y le costaba respirar. Acudió a la consulta de su médico y, tras una exploración, éste le diagnosticó el mal de chagas.
Mientras trabajaba en su laboratorio en el instituto Oswaldo Cruz de Rio de Janeiro, en Brasil, Carlos Ribeiro das Chagas, médico e investigador brasileño, descubrió, en 1909, la Tripanosomiasis americana, también llamada en su honor enfermedad de Chagas.
Chagas, como se la conoce, es un enfermedad transmitida por la picadura de un insecto hematófago, la vinchuca (chinche), endémica de Centro y Sudamérica, representando uno de los principales problemas de salud en ésta última. Los infectados pueden llegar a desarrollar problemas crónicos cardíacos que acortan su esperanza de vida hasta en 10 años y pueden causar la muerte.
Aunque de carácter endémico, debido a los flujos migratorios, la enfermedad se propaga fácilmente a países de otros Continentes. Aún siendo una de las enfermedades así llamadas “olvidadas”, se calcula que unos 15 millones de personas en todo el mundo pueden estar afectados por esta enfermedad y 28 millones de personas en América Latina en riesgo de inferctarse. Se estima que entre 30 y 50 mil personas en todo mundo fallecen al año por esta enfermedad.
Esta chinche gusta de la sangre caliente y encuentra su hábitat perfecto en regiones de clima cálido y seco, junto a los humanos y sus animales domésticos, su principal fuente de alimentación, y en ambientes que se caracterizan por sus malas condiciones de habitabilidad, de pobreza y de escasa higiene.
Con todo, el parásito que porta , Trypanosoma cruzi, un parásito protozoo, no se transmite directamente por la picadura. La chinche defeca en la picadura y, por el efecto reflejo de arrancarnos cuando sentimos un picor, la herida se abre y es cuando el parásito entra en el flujo sanguíneo. Puede afectar a diferentes órganos; pero, es en el corazón donde tiene mayor incidencia y, debido a la ausencia de unos síntomas propios, incluso asintomática, quizá pase desapercibida para el infectado, sin ser consciente de tener la enfermedad.
Aunque las heces del insecto es la vía más común de transmisión, hay otras vías como las transfusiones sanguíneas, los trasplantes de órganos, los embarazos, la ingesta por vía oral de alimentos y líquidos contaminados, y los accidentes en laboratorios.
En su fase adulta, la vinchuca puede vivir de 1 a 2 años. De color marrón, mide unos 3 cm de largo y tiene una cabeza alargada que termina en un pico recto, también largo, con el que penetra en la piel para succionar su alimento.
La vinchuca también se la conoce como chinche gaucha, chinche chupadora, voladora, barbeiros, o chipos, y lo habitual es que nos busque mientras dormimos, agazapada en ropa de cama. Eche un ojeada a sus sábanas, observe si hay puntos de color café. Haga lo mismo a lo largo de las costuras del colchón y la cabecera de la cama, puede haber chinches, viva o muertas, huevos o excrementos. Si sospecha que le ha picado una chinche, no se rasque, lave la picadura con agua y jabón y aplique algún ungüento o crema para aliviar el picor, después acuda, si le es posible, a su médico.