Este martes, se realizó la segunda sesión del juicio contra Ana Julia Quezada, dominicana de 45 años, acusada de haber asesinado con alevosía y premeditación al niño de ocho años, Gabriel Cruz, hijo de su expareja, Ángel Cruz.
Para esta audiencia, Quezada finalmente declaró y aunque aceptó haber provocado la muerte del pequeño, aseguró que la misma fue accidental y se declaró inocente de los cargos que buscan darle una condena de prisión revisable que permitiría la extensión del tiempo en la cárcel, dependiendo de su evolución en la misma.
De acuerdo a la acusada, el día de la muerte del pequeño, había visitado la finca en remodelación en Rodalquilar y el niño se habría puesto a jugar con una pala.
“Le dije: ‘Déjala que te puedes hacer daño’. Empezó a gritar: ‘A mí no me mandas que no eres mi madre. Eres negra, fea, tienes la nariz fea, no quiero que estés con mi padre. Quiero que mi padre se case con mi madre. Quiero que te vayas a tu país’. Chillando todo eso. Yo simplemente le tapé la boca, no quería hacerle daño al niño. Solo quería que se callara. No quería matar al niño”, explicó alterada Quezada, quien declaró anteriormente que Cruz era un niño que no daba problemas.
La acusada prosiguió a explicar lo que sucedió después. Según ella, estaba nerviosa. “Empecé a fumar como loca. Salía, entraba, salía, entraba. No sabía lo que hacía. En ese tiempo fumé cuatro, cinco, seis, siete, ocho cigarros”.
“Dejé al niño y salí a hacer una pequeña fosa con una pala que había en el jardín. Esa pala la íbamos a usar para arreglar el jardín, como el hacha y otras herramientas”.
La enjuiciada, asimismo, explicó al jurado popular que el 11 de marzo, cuando fue a desenterrar el cuerpo del niño, pretendía llevarlo al garaje de su residencia con Cruz en Vícar, escribir dos cartas para los padres del niño explicando lo sucedido y así devolver el cadáver.
Asimismo, habría querido “dejar a mi perra en la cocina con agua y comida y la puerta de la terraza abierta. Y coger todos los medicamentos que llevaba, tomármelos y echarme en el sofá”.
Sin embargo, un audio la contradice. Y es que, durante ese día de marzo de 2018, y ya vigilada por la policía, Quezada habría preguntado al cuerpo del niño, que apenas había desenterrado: “A ver lo que voy a hacer contigo. Dónde te voy a llevar. A un invernadero”.
Para la fiscalía y la parte acusadora está más que claro, por lo que Francisco Torres, abogados de los padres de Gabriel, preguntó a Quezada cómo explicaba la hemorragia cerebral sufrida por Gabriel revelada en la autopsia, si Gabriel le ayudó a bajar del auto la pala y un hacha, y si había intentado envenenar el niño anteriormente “ya que tuvo dos episodios de gastroenteritis después de estar los martes con la pareja”.
Torres, asimismo, preguntó si habría pensado en descuartizar al niño, a quien Quezada había desnudado.
La acusada no respondió al letrado. Sin embargo, sí dijo a su abogado defensor, Esteban Hernández, que la pala y el hacha ya estaban en la finca y que jamás intentó envenenar a Gabriel.
Este juicio, el cual está previsto hasta el próximo 18 de septiembre, continuará el miércoles con las declaraciones de siete testigos, entre ellos cuatro guardias civiles, un policía local de Níjar (Almería), el hermano del padre del niño, así como el exesposo de Quezada.