Este viernes, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, aseguró no sentirse listo de llegar a un acuerdo con China que dé solución a la guerra comercial.
“Estamos hablando con China, pero no estamos listos para hacer un trato. Veremos qué sucede”, indicó el mandatario a la prensa en la Casa Blanca antes de partir a un evento de captación de fondos en Nueva York.
Durante sus declaraciones, además, el también empresario anunció que cortará relaciones con la empresa fabricante de smartphones de China, Huawei, luego de haberla vetado él mismo.
Esa medida, el presidente la tomó el pasado mes de mayo, cuando prohibió que Estados Unidos le vendiera equipos a la gigante china bajo la excusa de que Huawei representaba una amenaza a la seguridad nacional. Ese bloqueo, no obstante, Trump lo levantó parcial y temporalmente en Junio tras un encuentro con su homólogo chino Xi Jinping.
Los comentarios de Trump llegaron días después de que prohibiera el uso de productos de Huawei a agencias federales dentro de Estados Unidos como la NASA, el FBI o la CIA.
Igualmente, se producen luego de que anunciara la imposición de nuevos aranceles del 10 % sobre importaciones chinas valoradas en 300.000 millones de dólares a partir del 1 de septiembre.
Como respuesta, el gobierno de Xi Jinping decidió detener la compra de productos agrícolas estadounidenses y permitió la devaluación del yuan a niveles no vistos desde 2008.
La medida fue fuertemente criticada por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, ente que calificó a China como un país “manipulador de divisas” y amenazó con tomar medidas antes sus “injustas ventajas competitivas” en el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Y es que un yuan devaluado significa que los productos chinos denominados en dólares son más baratos, lo que ayudaría a frenar los efectos negativos de los nuevos aranceles sobre su competitividad aunque eso represente un aumento en las importaciones.
Por otra parte, los nuevos aranceles de Trump podrían ser más perjudiciales para la clase baja y media de Estados Unidos, pues el costo de los aranceles termina afectando el precio final de bienes como vestimenta, calzado, artículos del hogar y productos para bebés.
Asimismo, les afectarán durante la época del regreso a clases, cuando las familias comiencen a adquirir los productos de estudio de sus hijos.
Desde el año 2018, China y Estados Unidos han estado inmersos en una fuerte Guerra Comercial después de que Trump anunciara su intención de imponer aranceles de 50.000 millones de dólares a los productos chinos bajo el argumento de que el gigante asiático tenía un historial de “prácticas desleales de comercio” y robo de propiedad intelectual.