Este martes, 30 de julio, el valor de la libra esterlina cayó; ya los inversores consideraban que la estrategia radical para el Brexit del primer ministro Boris Johnson con la Unión Europea podría desencadenar un divorcio desordenado que sembraría el caos en la economía mundial y los mercados financieros.
Según datos de Reuters, la libra esterlina se desplomó por debajo de varios niveles psicológicos, cayendo a un mínimo intradía de 1.2120 dólares en el mercado asiático, el nivel más bajo desde marzo del año 2017.
Asimismo, la libra ha perdido 3,6 céntimos desde que Johnson fue nombrado nuevo primer ministro de Reino Unido hace una semana.
Desde el referéndum sobre la Unión Europea realizado en el año 2016, la libra ha tenido numerosos vaivenes en función de la retórica sobre el Brexit: después de que se anunciara el resultado, tuvo la mayor caída en un día desde que se introdujo la era de los tipos cambiarios flotantes a principios de la década de 1970, explicó la agencia de noticias antes mencionada.
Más aun, desde la votación del año 2016, la libra ha perdido 28 céntimos, una de las caídas más significativas de la moneda en las últimas décadas.
Más debilidad para la libra esterlina
“Vemos más debilidad de la libra esterlina en el futuro”, advirtió ING en una nota a los clientes.
La actual crisis de la libra coincide con nuestra opinión de que los riesgos para la libra esterlina están muy sesgados a la baja, dada la incertidumbre del Brexit y las crecientes probabilidades de que se celebren elecciones anticipadas (nuestro principal escenario), agregó
Johnson, que fue descrito por el mandatario estadounidense, Donald Trump, como el Trump del Reino Unido, ha prometido firmar un nuevo acuerdo de divorcio con la Unión Europea y intensificar la quinta economía más grande del mundo después del, a su juicio, lúgubre mandato de Theresa May.
Por otro lado, al entrar en Downing Street el miércoles, Johnson se enfrentó a la Unión Europea prometiendo negociar un nuevo acuerdo y amenazando con que, si el bloque se negaba, sacaría al Reino Unido el 31 de octubre sin un acuerdo para limitar la distorsión económica.