Nos preguntamos si Dios existe. Desde el advenimiento de la consciencia hemos mirado a nuestro alrededor buscando respuestas, científicas, filosóficas o religiosas, y las seguimos buscando. Incluso un ateo cree en Dios.
¿Podemos hablar de Dios sin tirarnos los trastos a la cabeza? Ciencia y religión no tienen por qué estar reñidas. Con esta idea como punto de partida podemos sentarnos a debatir sobre Dios.
Sí, Dios sí existe. Con esta afirmación el autor de este ensayo nos lleva a sus más profundas convicciones a la luz de los más recientes conocimientos científicos.
Desde la física clásica hasta la teoría cuántica, pasando por la relatividad, y con sencillas explicaciones, la lectura del libro nos introduce en la teoría de cuerdas, el bosón de Higgs, la antimateria, los multiversos, sin dejar atrás la teoría de campos, la relatividad de Einstein o el Dios de Spinoza.
Baruk Spinoza nos diría que no busquemos a Dios en los templos ni en las santas escrituras pues éstas son sólo obras humanas, consciencia beta, nos diría el autor de este ensayo, sino que observemos a nuestro alrededor y hacía nuestro interior: ahí es donde está, en cada pequeño detalle, una piedra, una hoja, la brisa del viento, el vuelo de un pájaro…
El autor nos introduce en conceptos como consciencia y contextualidad que nos abren las puertas a una nueva forma de entender la creación, el CAOM, anagrama de Campo Alfaomega.
Dios al menos lo sabe
¿Quién conoce la existencia de un determinado objeto, colocado en un determinado lugar, en un tiempo determinado? Al menos alguien lo sabe.
Dios está en Todo y en cada uno de los seres que ha creado, en cada pequeño objeto, y todo ser está interconectado con el Todo y con Él, pasado, presente y futuro, a través de un campo de acción cuyas dimensiones se nos antojan infinitas y eternas: CAOM.
El Campo Alfaomega nos sitúa en algún lugar en el tiempo, nos contextualiza, despierta nuestra consciencia del ser y de nuestra existencia, y nos hace partícipes de lo creado, algo que apenas alcanzamos a comprender.
¿Es posible desplazarnos en el tiempo?
Quién sabe si, emulando al malvado señor Scrooge, podríamos viajar en el tiempo para resolver nuestras cuentas pendientes. Quizá nos ocurriría como a Pulgarcito, que unos pajaritos se comerían las miguitas de pan, borrando todo rastro, y ya no podríamos volver a nuestro hogar
Aunque la física cuántica está cerca de resolver el enigma, somos seres macroscópicos, funcionamos de acuerdo a la física de Newton, muy lejos de poder ser teletransportados al estilo «Star Trek«, al contrario que las partícula subatómicas, que si pueden teletransportarse gracias al entrelazamiento cuántico.
Si fuésemos capaces de reconstruir nuestro contexto espacio-temporal paso a paso, entonces tal vez llegaríamos a OZ para poder regresar a nuestro hogar.
Ahora quizás podamos entender al lengedario ave fénix, que resurgía de sus propias cenizas y su relación con el principio de la conservación de la energía: la energía ni se crea ni se destruye, permanece eternamente cambiando de un estado a otro, o al menos, en el universo cuántico somos inmortales.
José Antonio de la Higuera García nos invita con un lenguaje sencillo a reflexionar sobre Dios a la luz del método científico, más allá de nuestras propias creencias y estereotipos, sin fundamentalismos, cada uno desde su propia realidad, tan sólo con nuestros argumentos razonados como nexo de convicción.
Para saber más o ponerse en contacto con el autor.