La memoria es la facultad cognitiva más básica y fundamental del ser humano. Es decir, es un mecanismo esencial para el procesamiento de la información que se percibe del mundo, tus interacciones, experiencias y reflexiones. Aun así, es una habilidad subestimada en el “pool” de los recursos para el aprendizaje.
Ni lo notarás…
Deberías ser capaz de notar si algo tan primordial pudiera estar fallando. Sin embargo, muchos estudios señalan que podrías estar pidiendo la capacidad de memorizar elementos de la vida cotidiana sin siquiera notarlo. De hecho, pudieras sentir que tu calidad de vida es mejor, pero, en realidad, algo está mal en todo ésto.
¿Qué lo está ocasionando?, pues, la modernidad y los avances tecnológicos. La respuesta podría no gustarte, pero es bastante cierta. No se trata de un fenómeno sobrenatural, simplemente dependes demasiado de la tecnología para guardar e interpretar información
Memorizas menos que tus abuelos
Tan solo por contar con motores de búsqueda web que completan tus palabras y frases, tu memoria está disminuyendo notablemente en comparación a la de tus abuelos en la juventud.
Este fenómeno empeora con la interconectividad, ya que puedes acceder a tu información personal desde cualquier punto. En consecuencia, los gestores de claves, agendas telefónicas y calendarios con recordatorios de eventos, hacen que no tengas que retener casi nada en tu memoria.
Además, las “nubes” para almacenar información, las apps que se sincronizan en todos tus dispositivos y las listas de reproducción automáticas, hace que no tengas que pensar mucho; mucho menos, fomentar la inventiva o generar nuevas estrategias para memorizar.
En cierta forma, el modo de vida de las generaciones pasadas constituyó una ventaja en este sentido. Asimismo, las habilidades de la memorización a corto plazo dependen, en buena medida, de la forma en que ejercites tú mente.
Resulta irónico que el internet contribuya tanto en las tareas cotidianas, pero tenga un efecto contrario sobre la memoria. Después de todo, las facilidades pueden ”salir caras” y esto es muestra de ello.
Googlealo y ya!
“Googlear” es uno de los neologismos más usados por la gente; hasta el punto de posicionarse como un concepto propio. Esta definición implica que, a través del uso de Google, tendrás acceso a todo tipo de información.
Si bien, es un avance en la masificación de la información, tú cerebro y su red neuronal podría estar sufriendo transformaciones en su estructura física y funcional, dado al poco uso que le das para la retención de información y para generar patrones de recuperación.
Lo preocupante del uso de las tecnologías interconectadas y de los algoritmos de personalización, es que tu cerebro no está haciendo mayor esfuerzo por “construir” criterios de análisis y, mucho menos, retener datos “recordables” en el futuro.
La utilización de estratégicas nemotécnicas y el establecimiento de patrones es necesario para la recuperación de lo memorizado. Partiremos de un ejemplo fácil para ser más figurativos.
Recordar un número telefónico funciona igual que buscar tu jeans en el armario. Si tienes un criterio para guardar tu ropa, luego se te haría fácil encontrarlos. De lo contrario, todo estaría desordenado.
Asimismo, si tu ropa y tu cuarto es siempre ordenado por otra persona, no sabrías, con certeza, la disposición de las tus cosas. Además, dependerías de alguien más para saber dónde están. Éste es el efecto que este tipo de tecnología pudiera generar en ti.
¿Qué puedo hacer?
En conclusión, es importante que evalúes la forma que las TIC´s pudieran estar afectándote. Obviamente, no dejarás de utilizarlas. Pero puedes hacer ejercicios para fortalecer tu memoria.
Por ejemplo, diariamente, memorizar números, fechas de cumpleaños, recordar fragmentos de lectura y participar en juegos de mesas. Todas son actividades que evitan que sufras un deterioro mayor en tu cerebro. La demencia senil temprana es uno de los efectos más notables.