Llegó el momento. Tras una semana de juicio, el jurado popular de la Audiencia Provincial de Almería, conformado por siete mujeres y dos hombres, decidirá el futuro de la dominicana de 45 años, Ana Julia Quezada, quien se enfrenta a 25 años de prisión permanente revisable por el asesinato del niño de ocho años, Gabriel Cruz, o a apenas tres años de privativa de libertad por homicidio involuntario.
De ser hallada culpable, Quezada, quien asesinó al pequeño Cruz, hijo de su expareja Ángel Cruz y se calló el crimen por 12 días, será la primera mujer en recibir la máxima condena de prisión revisable que permitirá aumentar su tiempo de cárcel dependiendo de su conducta y evolución.
Este fallo no se conocerá sino hasta que se haga pública la sentencia de la jueza Alejandra Dodero, para la que aún no se tiene fecha. Sin embargo, entre este miércoles y el jueves deberá ser anunciada la consideración del jurado: si es absuelta o si es condenada al homicidio con alevosía de un menor, dos delitos de lesiones psíquicas sobre los padres de la víctima y otros dos contra la integridad moral de los mismos.
Para lograr esto, el jurado popular deberá seguir las directrices de deliberación que les ofreció la jueza Dodero durante 31 minutos en la última audiencia. Este objeto de veredicto consta de 22 páginas, documento en el que se resumen los hechos favorables y desfavorables para la acusada que servirán para determinar su inocencia o culpabilidad.
Se presentaron las conclusiones
Antes de iniciar el ciclo de deliberación, que mantendrá al jurado incomunicado, las partes de la acusación y la defensa presentaron sus conclusiones del juicio contra Quezada.
Esteban Hernández, quien cerró la sesión, hizo la intervención más larga de la mañana y reiteró que su defendida, Quezada, a pesar de haber causado la muerte del niño Cruz, lo hizo de manera accidental, sin premeditación y sin medir las consecuencias de su arrebato de rabia cuando el niño, presuntamente, la insultó y ella intentó callarlo, tapándole la boca.
Para la fiscalía y el abogado defensor, la muerte de Gabriel fue más complicada que un simple intento por silenciar a un niño que salió mal.
De hecho, la funcionaria Elena Fernández considera que Gabriel fue para Quezada un obstáculo, pues representaba un vínculo entre los progenitores, Ángel Cruz y Patricia Ramírez.
“Ha quedado acreditado su desapego afectivo hacia el pequeño, igual que lo tenía ya con su hija Judith”, argumentó Fernández en referencia a la hija de 25 años de Quezada quien ha afirmado que su madre jamás la quiso.
“La vimos durante la declaración de Patricia Ramírez, estaba imperturbable y fría, ajena a su dolor”, continuó Fernández, quien subrayó que creer que “la muerte de Gabriel sea accidental ofende la inteligencia”.
“La única verdad que ha dicho es que mató al niño”.