Andreu Soler, un monje español, fundador de los boy scouts católicos de Montserrat, Cataluña, fue un “depredador sexual” que disfrutó de impunidad durante décadas, a pesar de haber sido denunciado con anterioridad, así lo reconoció este viernes el monasterio al que perteneció este religioso en Barcelona.
El caso, revelado por el medio español El País, hablaba de un presunto encubrimiento por parte de los últimos abades del monasterio catalán, Sebastià Bardolet y Josep Maria Soler, quienes habrían conocido sobre los abusos desde 1999 tras una denuncia por parte de un menor.
Sin embargo, una comisión independiente creada por el actual abad, Josep Maria Soler, no pudo concluir si Bardolet realmente tenía conocimientos de los abusos por parte de Andreu Soler, pero determinó que “había rumorología suficiente para justificar una acción encaminada para reunir a los padres, actuar contra el hermano Andreu o haberlo apartado preventivamente”.
Miguel Hurtado, la víctima que denunció en 1999, reveló los detalles del abuso 20 años después y expresó que se reunió con el abad Soler, quien habría pagado 8.600 euros en negro como compensación para ayuda terapéutica y el pago de su abogada, así como para asegurar el silencio de Hurtado.
“Lo único que han querido hacer siempre ha sido taparlo, y eso ha sido peor que el abuso. Teniendo en cuenta que durante 40 años Soler fue el responsable de cientos de menores, temo que yo no haya sido la única víctima”, explicó Hurtado para El País.
Andreu Soler, quien falleció en el año 2008, negó siempre las acusaciones. Sin embargo, tras las salida mediática de Hurtado, 11 denuncias adicionales salieron a la luz, ayudando a determinar que el monje Soler abusó a menores entre 1972 y 1999.
De acuerdo al informe, el monje se ganaba la confianza de los menores para abusar de ellos, pero que en algunos casos usó la violencia y en otros poco les conocía. Todas las víctimas tenían entre 15 y 18 años.
La investigación también afirma que los abusos dejaron “huella y consecuencias emocionales y psicológicas imborrables” en sus víctimas.
No obstante, Hurtado restó credibilidad a los resultados publicados por la comisión, pues considera que sus miembros no son realmente independientes y que “existen serias dudas sobre la validez de sus conclusiones”.
La comisión está formada por la abogada Cristina Vallejo, el exconsellor y médico, Xavier Pomés y la psicóloga Begoña Elizalde, quienes consultaron los archivos y entrevistaron a ocho de las 12 víctimas del monje Soler.
El informe constata que el abad Soler tenía conocimientos del caso de Hurtado tras su denuncia en 1999 y que trasladó al monje Soler al Monasterio del Miracle, para que no tuviera contacto con menores e “intentó ayudar a la víctima de acuerdo con los criterios y la sensibilidad de hace 20 años”.
Cuando la Congregación de la Doctrina de la Fe del Vaticano tuvo conocimientos de la denuncia de Hurtado, decidió no abrir un proceso canónico debido a que Soler ya había fallecido.
Sin embargo, en el año 2007, un año antes de la muerte del monje, la editorial del monasterio publicó un libro sobre los logros y la trayectoria del monje, a pesar de ya conocer sobre los abusos cometidos hasta hacía ocho años antes.