Año nuevo, vida nueva. Una frase proverbial o una expresión con la que imaginamos un año lleno de nuevas oportunidades, de nuevas posibilidades, hacemos promesas y formulamos propósitos que, seguramente, no vamos a cumplir; pero, que son connaturales al ser humano.
Salvamento Marítimo rescató en la madruga del 1 de enero a 111 personas, hombres y mujeres, que surcaban el Mar de Alborán a bordo de dos pateras. Una tercera, en el Estrecho de Gibraltar, en la que viajaban en su mayoría menores de edad, cuando ya avistaban las costas de Andalucía, en España.
Nada nuevo para el año nuevo. En 2018, el número de inmigrantes procedentes de África que llegaron por mar a las costas del Sur de Europa fue superior al de los 8 años anteriores.
La patera es una embarcación pequeña, abierta, sin quilla, de poca eslora, de fondo plano y poco robusta, por lo general de madera, y que se suele usar para la pesca en lugares de poco calado.
Aunque no sea el uso para la que fue ideada, el vocablo patera se ha convertido en sinónimo de transporte ilegal de inmigrantes clandestinos que intentan entrar, o por lo menos llegar, a España por mar. No es muy recomendable para navegar por aguas agitadas como las del Estrecho de Gibraltar o el Mar de Alborán, y, sin embargo, después de todo, puede que sea de las más seguras. Y es que su uso es ocasional ya que, por lo general, se suelen usar balsas más o menos rígidas o, incluso, hinchables.
Tienen por delante un largo periplo. La mayoría de ellos deben llegar primero hasta Marruecos o Mauritania, de donde parten las embarcaciones, sorteando todo tipo de peligros desde que parten de sus lugares de origen, reunir el dinero suficiente para pagar su pasaje en una embarcación abarrotada, navegar por un mar agitado, de aguas frías y fuertes corrientes, burlar la vigilancia policial y, los que lo consiguen, deben seguir sobreviviendo en los países en los que recalan… ¿Merece la pena el riesgo?
Desde nuestros albores, la necesidad nos ha empujado a los humanos hacía lugares inhóspitos y desconocidos, con el propósito de buscar nuevas posibilidades de subsistencia. En la necesidad hemos encontrado nuevas oportunidades de éxito, de sobrevivir. Pero, no sólo nuestras necesidades primarias nos motivan, sino también todo aquello que por derecho natural nos es consustancial: la vida, la propiedad y la libertad.