Un nuevo desafío se le presenta al país más rico, Estados Unidos para conseguir mascarillas quirúrgicas en medio de la crisis de pandemia del coronavirus, así como también para la obtención de respiradores N95 y ventiladores mecánicos necesarios para las personas enfermas.
Unas cifras aproximadas permiten apreciar que el país puede sumar hasta 240.000 muertes por este virus, superando a China, que fue donde se originó esta enfermedad la cual según un comunicado anuncio que el número total de fallecidos es de menos de 4.000 personas. Cifras que están por debajo de muchos países hoy en día.
Los países están colapsando en cuanto a sus sistemas de salud, los cuales no son suficientes para la cantidad de personas contagiadas que diariamente llegan en busca de ayuda y servicio médico.
Un desastre de salud pública a esta escala siempre va a tener muchas causas, y hoy el país más rico, como se conocía no está ajeno. Una de las principales razones de tal desastre se basa en las semanas pérdidas por no reconocer la gravedad del problema y la poca eficiencia en el aumento de los test que son los que informan de si una personas está o no enferma.
Muchos estadounidenses no logran entender cómo es posible que en la nación que se supone sea más rica y avanzada tecnológicamente no pueda proporcionar para sus ciudadanos y trabajadores del sector de salud equipamiento médico básico para salvar la vida de las personas.
Según los expertos, la capacidad mundial de la producción de mascarillas medicas se encuentran en China, quienes son los principales productores de las fibras de polipropileno que son las encargadas de filtrar el polvo y todos los agentes patógenos en los respiradores.
Estados Unidos pese a ser un fabricante, también es el mayor importador de este tipo de productos a nivel mundial y debido a la pandemia que se vive hoy en día no tienen las mascarillas necesarias para solventar la crisis.
Las restricciones locales de las exportaciones de equipamiento médico es la que ha hecho que aumente la escasez y la mayoría de los países productores las hacen para uso nacional, dejando al “país más rico” de lado, pensando en el bienestar de sus habitantes.
Para inicios del mes de marzo, este país solo contaba con un 1% de las mascarillas medicas necesarias para combatir la epidemia por un año.