Este jueves, un ataque suicida en la capitalina ciudad de Kabul, Afganistán, dejó al menos a 10 personas fallecidas, incluyendo a un oficial estadounidense y un soldado rumano. En el hecho, más de 40 personas, mayormente afganas, resultaron heridas. La autoría del ataque se la adjudicó el grupo talibán.
Se trataría del segundo ataque terrorista de la semana en medio de las advertencias del gobierno afgano sobre un acuerdo entre los Estados Unidos y el grupo talibán para acabar con la guerra con la nación norteamericana.
“La paz con un grupo que sigue matando a personas inocentes no tiene sentido”, afirmó el mandatario afgano, Ashraf Ghani, en un comunicado.
Imágenes audiovisuales del hecho publicadas a través de las redes sociales, mostraron varios carros y tiendas destruidas por la explosión en los alrededores de un puesto de control en una calle cerca de la embajada de Estados Unidos y la oficina de la OTAN en Kabul.
Al respecto, un comunicado por parte de la misión de la OTAN afirmó que los dos soldados fueron asesinados en acción. El documento no ofreció mayor información sobre sus identidades o si notificaron a las familias.
El soldado norteamericano es el cuarto en ser asesinado en suelo afgano en las últimas semanas.
Los talibanes afirmaron que habían apuntado a los vehículos de “extranjeros” cuando intentaron ingresar en la fuertemente custodiada zona de Shashdarak en Kabul, donde las autoridades de seguridad afgana tienen sus oficinas. Las sedes de la misión de apoyo de la OTAN está en las cercanías y soldados británicos se encontraban en el área.
Horas más tarde los talibanes reconocieron responsabilidad por otro ataque en una base militar afgana en la capital de la provincia de Logar, Puli Alam, lugar donde residen miembros de las fuerzas especiales de Afganistán. En este acto de terrorismo, cuatro civiles perdieron la vida.
Actualmente, el grupo talibán se encuentra en su punto más fuerte desde el año 2001 y se encontrarían negociando la salida de Estados Unidos del país sin participación del gobierno afgano, al cual considera como un “títere de los EE.UU.”
El gobierno afgano, por su parte, ha dicho que comparte la visión de varios exembajadores de EE.UU. en Afganistán, quienes opinan que la salida rápida de Estados Unidos podría provocar una guerra civil como la que afectó al país en la década de los 90, antes de que los talibanes tomaran el poder.
En este sentido, los EE.UU. estarían tratando de lograr un acuerdo para retirar unas 5.000 tropas de cinco bases en Afganistán en 135 días.
Sin embargo, los talibanes quieren que las 20.000 tropas de los EE.UU. y la OTAN se retiren inmediatamente.