Esta familia de dispositivos está condenada al demérito. Son terminales fácilmente opacables, incluso por la competencia, que se atreve a repetir diseños obsoletos para justificar una compra por puro marketing. Sin embargo, ahí están el Pixel 5 y el Pixel 4a 5G, con más capacidades que muchos y reformulando la definición de dispositivo “justo”.
Tras meses de filtraciones, los nuevos Pixel de Google arriban al mercado, con especificaciones que reemplazan la típica hoja de ruta que ha llevado durante generaciones la empresa para sus equipos de gama alta.
Esta vez apuestan en todo su catálogo a la gama media, dejando de lado la serie 800 de Qualcomm y apostando por un 765G que aporta suficiente rendimiento y por supuesto la novedad del 5G.
Ambos dispositivos comparten el procesador y la configuración de memorias (6/128GB), dejando las diferencias para aspectos como la batería, los materiales de construcción y especificaciones muy puntuales.
Los Google Pixel del 2020 se suman a la tendencia de los teléfonos pequeños, una fórmula que seguramente repercutirá en el avance que ha tenido durante estos dos años el diagonal de pantalla que no ha parado de crecer.
Puntualmente el 5 tiene una pantalla OLED de 6”, con marcos muy conseguidos, un agujero en pantalla, compatible con HDR10 + y tasa de refresco de 90 Hz.
El 4a 5G sorprende al no ser igual al 4a original pues crece hasta las 6.2”, manteniendo la misma tecnología del panel pero renunciando a la tasa de refresco “trending”.
El apartado de cámaras renuncia al telefoto y presenta un gran angular que pretende posicionarse como uno de los mejores del mercado (nuevamente). El deseado software de la cámara de los Google Pixel suma un repertorio de nuevas funciones, especialmente enfocadas en ese nuevo juego de sensores.
En materia de baterías tenemos un pack completo de autonomía para el Pixel 5, que destaca por su batería de 4080 mAh con carga rápida de 18W inalámbrica e inversa. El 4a 5G no tiene las últimas dos funciones pero conserva la misma carga con 3800 mAh y ambos con el cargador en el packaging.
Google quiere que su diseño sea tan universal, que optimizaron todo lo posible ese frontal donde la pantalla es la única protagonista, pero sus cuerpos no dan mucho de qué hablar, más allá de una fuerte conceptualización de la ecología, ya que hay importantes porcentajes de materiales reutilizados en ambos equipos y sus accesorios.
El Pixel 5 tiene una terminación de aluminio, de esas que hay muchos años que no se ven en el anaquel. El 4a 5G por su parte es de policarbonato. Ambos toman de seña el módulo cuadrado y retoman el sensor de huellas clásico en la parte trasera, renunciando al sistema de reconocimiento facial que habían estrenado en el Pixel 4 y que pretendía competir con el Face ID de Apple.
Además: NFC, IP68, altavoces estéreo, cancelación de ruido, y un pack de regalos en los servicios de suscripción por 629 euros para el Píxel 5 y 499 euros para el 4a. En una jugada que ya nace opacada por el hype de la llegada del iPhone 12, por el sorprendente cúmulo de buenas specs del S20 Fan Edition y por la última ficha de Xiaomi: el Mi10T.