Mientras hacíamos el catálogo de POCO y el de Redmi, muchas veces nos topamos con la incómoda verdad: “los gama alta cada vez están más sobrevalorados y aportan cada vez menos, ese hype de exclusividad al que estábamos acostumbrados. Sin embargo, a la hora de tener intenciones de pertenecer a ese sector premium, siempre he aconsejado ver un poco atrás, pues puede aparecer un chollo violento que nos resuelva nuestras necesidades y nos brinde un diseño de lujo o alguna especificación que aún sea una asignatura pendiente en la revolución de la gama media. Analizamos brevemente el Xiaomi Mi 10 y esto es lo que encontramos:
Los gama alta del gigante chino se actualizan constantemente, suelen rápidamente pasar la página, tanto, que en un año podemos conocer hasta 3 interacciones con el segmento, lo que representan mucha información para el usuario. Es una crítica que siempre la comunidad ha hecho, pero Xiaomi es una especialista en saturar su propio anaquel y hasta de canibalizarse a sí misma. Con este móvil, presentaron un gama alta con casi todo al tope, con algunas funciones dejadas a medio camino, pero que en general, no representan un pero tan importante si lo encontramos alrededor de los 500 euros.
La potencia del Xiaomi Mi 10 corre por cuenta del Snapdragon 865 5G con la (para ese entonces) novedosa RAM de 8GB tipo LPDDR5 y la ROM de 256 GB UFS 3.0, que garantizan una multitarea óptima y fluida en todo momento, incluso entre apps y juegos pesados. Sobre el papel, tenemos un rendimiento (medido por AnTuTu) de unos 580.000 puntos, por lo que sabemos, que una inversión con este móvil, nos permite un buen desempeño por unos cuantos años fácilmente.
El diseño es sofisticado, elegante, sobrio y con una línea de marcada silueta, que busca señalar como un móvil de gran tamaño debe verse en mano, como una joya que custodia un gran panel con brillo excesivo. Sin embargo, no escatiman en la optimización para juegos. El Mi 10 incluye una cámara de vapor, como la que vimos en algunos modelos de POCO que permite que se mantenga frío en condiciones de alto rendimiento.
El apartado fotográfico ha sido consentido con tecnologías que de cara a la captura profesional, aportan un importante plus al usuario. El sensor principal de 108 MP es gigante, no solo por la cantidad de megapíxeles que es capaz de recoger, sino por su lente de 7 capas, con un tamaño de hasta l sensor de 1/1,33″ (es gigante) y de paso, estabilizado ópticamente, lo que permite una correcta toma de colores naturales, un balance de blancos preciso y grabación de video hasta en 8K.
El Xiaomi Mi 10 fue uno de los primeros móviles de alta gama de la firma en estrenar el Modo Pro para video, que permite un control más dinámico de la OIS, un enfoque manual para tomas personalizadas y hasta seguimiento de usuario.
El gran angular es de 13MP y 123°, el macro y el de profundidad son de 2 MP, saludando a la gama media y dejando el teleobjetivo para la versión PRO de la que hablamos más adelante. Con esta versión soluciona una fuerte crítica que le hicieron hasta la generación pasada: los altavoces son duales y con un nuevo rango que suena armónico sin llegar a sonidos latosos.
El panel es de 6.67”, con una tasa de refresco de “solo” 90 Hz, en un momento de la que Samsung y OnePlus (sus principales contrincantes en este apartado) presentaban sus gamas altas hasta con 120 Hz y tasas de muestreo del doble. Sin embargo, este panel AMOLED ha sido alabado no sólo por su diseño y acertado Dot diminuto, sino por la excelente calibración de fábrica y detalles en color que presenta.
La batería es de 4780 mAh, con carga rápida de 30W y además, carga inalámbrica con la misma potencia. Esta puede ser la razón por la que un gama media de los que hoy lucha con specs similares, no iguala a dispositivos como el Xiaomi Mi 10. Hoy, si lo consigues por 500 euros o menos, es una excelente oportunidad, pero no debes pagar más por él, habiendo tantas novedades por el mismo precio, o menos.