Gobierno de Nicolás Maduro Moros declaró este miércoles “persona non grata” al embajador de Alemania en el país, Daniel Martín Kriener, por sus “recurrentes actos de injerencia” y le dio un plazo de 48 horas para abandonar el territorio venezolano.

“El Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela hace del conocimiento público la decisión de declarar persona non grata al Embajador de la República Federal de Alemania, Daniel Martín Kriener, ante sus recurrentes actos de injerencia en los asuntos internos del país”, anunció públicamente el ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Arreaza.

Daniel Martín Kriener, embajador de Alemania en Venezuela/ FOTO: Reuters.

“Un Salida pacífica de la crisis de Venezuela”

Esta orden de expulsión se da dos días después de que el diplomático acudió junto con otros colegas al aeropuerto internacional Simón Bolívar, en Maiquetía, para presenciar la llegada al país del presidente encargado Juan Guiadó, tras una gira de más de una semana que realizó por varios países de Latinoamérica.

Ahora bien, en una declaración a periodistas el embajador, Daniel Martín Kriener, expresó que los representantes diplomáticos que se movilizaron al aeropuerto buscan «una salida pacífica de la crisis de Venezuela» y que su rol en este momento «podría ayudar» a abrir paso a esa «salida pacífica negociada».

Un acto de “injerencia ilícita” en asuntos internos

Aunque la Cancillería venezolana no hace mención a este hecho, señaló en el comunicado que “Venezuela considera inaceptable que un representante diplomático extranjero ejerza en su territorio un rol público más propio de un dirigente político en clara alineación con la agenda de conspiración de sectores extremistas de la oposición  venezolana”.

Incluso, indica que “las actividades del señor Kriener no solamente contravienen normas esenciales que rigen las relaciones diplomáticas, sino que incluso contradicen el claro criterio expresado por el propio servicio jurídico del parlamento federal alemán, que ha establecido mediante informe público que la posición del gobierno alemán en la actual coyuntura política venezolana constituye un acto de “injerencia ilícita” en asuntos internos, como también se considera un acto hostil e inamistoso, que viene a sumarse a otras acciones de grosera interferencia en asuntos internos de Venezuela”.

Manifestó también su disposición de mantener «una relación de respeto y de cooperación con todos los Gobiernos de Europa», para lo que considera «indispensable que adopten una actitud de equilibrio constructivo que (…) faciliten una solución pacífica y dialogada entre los actores políticos venezolanos».

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