El pasado viernes, la líder de la ciudad de Hong Kong, Carrie Lam, prohibió el uso de máscaras durante las manifestaciones en otro intento por desanimar a la población prodemocracia. No obstante, lejos de lograr su cometido, las protestas se han avivado y han dejado fuertes enfrentamientos entre las fuerzas policiales y la ciudadanía.
Fue el mismo viernes cuando inició el fin de semana más violento hasta el momento, con el pueblo hongkonés tomando las calles de forma espontánea para rechazar la invocación a una ley colonial que pone en situación de emergencia a la ciudad económica.
Poco después, las personas comenzaron a caer en actos de vandalismo y violencia, en el que un menor de 14 años resultó herido por una bala perdida disparada por un oficial de policía.
Asimismo, los manifestantes destrozaron comercios, prendieron en fuego barricadas e incendiaron estaciones de metro, mientras las fuerzas de seguridad respondían con gases lacrimógenos.
Para el sábado, la líder Carrie Lam rechazó los episodios de violencia desmedida del viernes durante una transmisión televisiva, acompañada de sus ministros.
“El comportamiento radical de los agitadores oscureció la noche de Hong Kong, dejando a la sociedad hoy medio paralizada”, dijo Lam al respecto de la jornada del viernes por la noche, la cual calificó de “impactante e indignante” por la “destrucción sin precedentes” de la ciudad financiera.
“La extrema violencia ilustró claramente que la seguridad pública de Hong Kong está en peligro. Esa es la razón concreta por la que tuvimos que invocar la ley de Emergencia ayer para introducir la ley antimáscaras”, justificó Lam, al tiempo que instaba a la población a distanciarse de los actos del viernes.
Sin embargo, las declaraciones grabadas de la política no detuvieron a los manifestantes, quienes a pesar del cierre de los servicios de transporte público, marcharon por el distrito central de Causeway Bay, mientras otros se reunieron en Sheung Shui y Tsim Sha Tsui para el anochecer.
“No estamos seguros de lo que va a pasar después, pero sentíamos que teníamos que salir y mostrar nuestro derecho básico a usar una máscara”, expresó Sue, una manifestante de 22 años, a la agencia de noticias Reuters.
“El Gobierno tiene que aprender que no puede exprimir a la gente de Hong Kong así”.
El domingo, igualmente, las ganas no menguaron y la ciudadanía se concentró en localidades del centro de la excolonia británica, pese al continuado cierre del transporte público y la lluvia.
Una gran multitud de adultos jóvenes y adolescentes desafiaron la prohibición y salieron con sus rostros ocultos y cortaron el paso en las principales avenidas del centro de la isla en dirección hasta el Distrito Central, mientras otra marcha desfiló al otro lado de la ciudad, por Kowloon, donde gritaron consignas a favor de la democracia y la libertad.
A pesar de la paz del inicio de la jornada, el domingo también se desató la violencia y los manifestantes volvieron a hacer uso de barricadas de fuego mientras la policía, acusada por la población de brutalidad, reprimía con rondas de gases lacrimógenos.
Durante los disturbios, algunos comercios y entidades bancarias de la China continental sufrieron de vandalismo, y un hombre recibió una paliza por parte de algunos manifestantes por presuntamente haber golpeado con su taxi a dos miembros de la ciudadanía.
Desde el mes de junio, la ciudad china de Hong Kong ha vivido una crisis política y social debido a las fuertes manifestaciones, que iniciaron tras la presentación de un ya desechado proyecto de ley de extradición que amenazaba la autonomía jurídica de la zona especial, regida bajo el principio “dos sistemas, un país”.
Desde entonces, la líder Lam ha intentado detener la creciente crisis y sería esta última medida una de las más controversiales, y es que la ciudadanía utiliza las máscaras por el miedo a ser identificados por las fuerzas de seguridad.
En este sentido, aunque las autoridades hongkonesas argumentan que en países democráticos como Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania y España existen legislaciones que prohíben el uso de máscaras durante manifestaciones, el pueblo de Hong Kong critica que hayan invocado la ley colonial, saltándose así una votación parlamentaria.