Con el fin de atender a una de las exigencias de las víctimas de abusos sexuales en la Iglesia Católica, el Papa Francisco ha ordenado eliminar el secreto pontificio en los casos de pederastia por parte de miembros del clero.
De acuerdo a la nueva medida, la cual entrará en vigor de forma inmediata, las denuncias, los procesos y decisiones concernientes a los casos de abuso sexual no estarán sujetos al secreto pontificio, informó este martes la Santa Sede.
Igualmente, la medida busca endurecer las leyes en el Vaticano contra la pederastia, por lo que tras el decreto del Papa, será delito la adquisición, posesión o divulgación, con un fin libidinoso, de pornografía infantil por parte de los miembros de la Iglesia.
En este sentido, el Papa ha elevado la edad de las posibles víctimas de 14 a 18 años de edad.
La instrucción también prohíbe imponer vínculos de silencio con respecto a los hechos denunciados, la persona perjudicada del acto, los testigos o quien sea que haya hecho la denuncia.
El fin es, entonces, tratar de manera efectiva los casos de abusos sexuales en la Iglesia Católica, garantizando la seguridad, integridad y confidencialidad establecidas por el Código de Derecho Canónico para proteger la buena reputación, la imagen, así como la privacidad de las personas involucradas.
De igual forma, se busca dar orden al deber general de cooperación con la justicia cuando haya mandatos ejecutivos que así lo exijan, lo que quiere decir que las diócesis de cada país deberán entregar toda la documentación sobre los procesos y denuncias en curso que posean.
“Los documentos no serán de dominio público pero, por ejemplo, se facilitará la posibilidad de una colaboración más concreta con el Estado, en el sentido de que la diócesis que tiene una documentación determinada ya no está ligada al secreto pontificio y puede decidir —como debe hacer— colaborar transmitiendo copia de la documentación también a la autoridad civil”, explicó al respecto Andrea Tornielli, director editorial de El Vaticano.
Esta nueva instrucción del jefe del Catolicismo constituye un cambio en las llamadas Normas de Delitos Graves aprobadas en 2001 durante el pontificado de Juan Pablo II. Esta enmienda en las mencionadas normas fue acordada por el Santo Pontífice el pasado 4 de diciembre.
A pesar de los cambios, el comunicado de El Vaticano aclara que el secreto de oficio no obsta para el cumplimiento de las obligaciones establecidas en cada lugar por la legislación estatal, incluidas las eventuales obligaciones de denuncia, así como dar curso a las resoluciones ejecutivas de las autoridades judiciales civiles.
Asimismo, esta nueva normativa no afectará al secreto de confesión, el cual seguirá siendo vigente incluso para este tipo de delitos.