El laboratorio del sistema municipal de aguas de París, descubrió que existían pequeños rastros de coronavirus en agua, puntualmente en 4 de 27 cuadros de red que dotan de vital líquido no potable a la ciudad. Los especialistas afirmaron que esas redes son totalmente diferentes al sistema de agua potable, pero indicaron que es bastante posible contagiarse de Covid-19 a través del agua contaminada, la cual se usaba para regar los jardines públicos y limpiar las calles de la ciudad. Este descubrimiento hizo que las autoridades decidieran cerrar parte del bombeo de agua hasta solventar el problema.
Asimismo, las autoridades de la capital francesa calmaron a la ciudadanía mediante un comunicado el domingo 19 de abril, en el cual establecieron que no existe ningún tipo de riesgo de contagio en el agua potable y que ya están trabajando en estudios e investigaciones para detener el foco de contaminación en el agua que no cumple con la categorización de consumo humano. Cuando la alerta llegó a las autoridades competentes, estas se pusieron en marcha para resguardar la salud pública y detuvieron el bombeo de agua en tiempo record.
Las redes de agua potable y no potable de París son independientes
En el siglo 19, las autoridades de París decidieron separar totalmente las redes que distribuyen el agua en la ciudad, esto quiere decir que el agua no potable viene del Canal del Ourcq y del río Sena, por eso el agua es denominada “bruta”, pues no pasa por un sistema de descontaminación y se envía a la red de bombeo sin ningún tipo de tratamiento previo.
A diferencia del agua potable, esta solo se utiliza para limpiar las calles de París, regar los parques, áreas comunes, abastecer las cascadas y lagos y dotar del vital líquido a las fuentes de París.
La responsable de la Transición Ecológica de París, Celia Blauel, afirmó que, aunque se trata de un porcentaje bastante bajo de rastros del virus, existe una posibilidad de contagio y por ello se tomaron las previsiones necesarias. También hizo un llamado a los países del mundo para que comenzaran a evaluar el estado del agua, pues según ella, es posible que París no sea el único lugar con esos rastros.