«La usurpadora» es una telenovela que fue producida por el canal Mexicano Televisa en 1998. Contaba la historia de dos hermanas gemelas que desconocen que lo son y un día se encuentran por casualidad. Una es buena y la otra mala. La mala amenaza a la buena para que se haga pasar por ella en su casa durante un año, ya que ella quiere irse con su amante a vivir aventuras por el mundo. Si estáis mínimamente interesados en el mundillo de las telenovelas lo más seguro es que hayáis oído hablar de ella.
Para protagonizarla llevaron a México a la actriz Venezolana Gabriela Spanic, que ya venía de protagonizar varios éxitos en su país. Esta telenovela fue un verdadero suceso en medio mundo pero no era la primera vez que se realizaba. La versión original data de muchos años antes, de 1971. Fue protagonizada por Marina Baura y producida por el canal Venezolano RCTV (Radio Caracas Televisión). Después hubo otras versiones. La primera en México, protagonizada por Angélica Maria y otra Venezolana, titulada «La intrusa», protagonizada por Mariela Alcalá y realizada en 1986.
«La usurpadora» de los años 90 podría decirse que es la que más ha quedado en el imaginario colectivo, sobre todo si tenemos en cuenta la gran cantidad de fotografías con frases jocosas que circulan por internet. Gabriela logró una gran popularidad con sus dos personajes, sobre todo con el de Paola Bracho, la gemela malvada. Hace poco tiempo incluso protagonizó una campaña publicitaria con este personaje.
Gabriela indignada ante una nueva versión
Actualmente la productora Televisa prepara una nueva versión, en capítulos cortos. Por supuesto, han preguntado a Gabriela sobre este asunto y ella ha respondido indignada que pase lo que pase ella va a ser la única usurpadora, que nadie iba a hacer esos papeles como Gabriela Spanic. Comparó esto con otros personajes icónicos de la televisión como Catalina Creel de «Cuna de lobos», alegando que a nadie en su sano juicio se le ocurriría versionarlo.
El éxito de su telenovela es indiscutible pero parece que se olvida de las compañeras que interpretaron esta historia previamente y de que, por esa regla de tres, si no se hicieran nuevas versiones de historias ella no habría hecho «La usurpadora» y tampoco algunas de sus otras telenovelas. Lo que está claro es que goza de una altísima autoestima.