La vida en océanos de plástico
Cada día vertimos millones de toneladas de plástico al mar. Para hacernos una idea de su magnitud, imaginemos que estamos pasando un día en la playa y llegan sin cesar un camión tras otro de residuos plásticos que vierten al mar.
Según los expertos, de seguir al mismo ritmo, para el año 2050 habrá más plástico que peces en nuestros océanos. Hoy día ya existen islas gigantes formadas por basura de plástico, siendo la mayor de ellas el Gran Parche de Basura del Pacífico, también conocido, entre otros nombres, como “La Gran Mancha” y al que ya algunos denominan “El séptimo continente”, con una extensión como tres veces Francia o Francia, Alemania y España juntos.
Impacto ecológico de las basuras de plástico
Fabricar plástico es fácil y barato. Para el consumidor también es barato adquirirlo y nos deshacemos del residuo sin darle más importancia. Una de sus mejores virtudes es también su peor defecto.
El material plástico es duradero, resistente y persistente. No es biodegradable, por lo que puede permanecer en el medio por un largo tiempo, el suficiente como para provocar graves daños a la salud medioambiental y, en concreto la basura plástica que se vierte a los mares y océanos.
El plástico, fotodegradado por la acción de la radiación ultravioleta, se descompone en partículas más pequeñas que los animales marinos pueden confundir con plancton, el cual ingieren, incorporándose así a la cadena alimenticia, y llegando finalmente a nuestro sistema digestivo.
El pescado es una de nuestra fuente de proteínas y, según los expertos, un 35% contiene al menos una o dos partículas de plástico.
Esto, sumado a la degradación que ya sufren los océanos por otras actividades humanas, puede ocasionar en un futuro próximo un problema irreversible para gran parte de la población mundial que tienen en el mar su principal fuente de alimentación, y un problema para la salud mundial en general.
Innovando para reducir la basura de plástico
En los últimos años han surgido diferentes innovaciones para limpiar esta basura de los océanos, destacando un proyecto sin precedentes, aplicable a nivel mundial, llamado The Ocean Cleanup, y que una vez implementado en 2020, será capaz de “limpiar el océano” reduciendo la basura de plástico un 50% cada cinco años, eliminando hasta un 90% para el año 2040. Se trata de crear un litoral artificial de barreras flotantes.
Consiste en un tubo flotante en forma de «U» del que cuelga una pantalla, y que navega sin rumbo a merced del giro del Pacífico, atrapando y recogiendo los residuos en un punto interior desde el cual son extraídos por embarcaciones auxiliares.
El proyecto Upcycling the Oceans tiene como objetivo recuperar esa basura de plástico de los mares para transformarla en hilo de primera calidad que permite crear tejidos. Los pescadores «pescan» los plásticos del mar y los depositan en unos contenedores a este efecto en el puerto.
Los residuos de plástico se reciclan y transforman en hilo para confeccionar prendas que luego se comercializan a través de la Fundación Ecoalf.
The Inner Harbor Water Wheel consiste en una rueda gigante con paneles solares, llamada “Mr. Trash Wheel” que aprovecha la fuerza de la corriente de los ríos para recoger la basura antes de que llegue al mar.
Cuenta con paneles solares por si acaso la fuerza del río no es suficiente para mover la rueda.
Su eficacia ya ha sido probada recogiendo hasta 25 toneladas de basura diaria en la bahía de Baltimore.
SeaVax es un bote robotizado que en su parte delantera incorpora un colector capaz de aspirar partículas de plástico, y que funciona con una mezcla de energía solar y turbinas eólicas.
El surcoreano Sung Jin Cho ha diseñado el proyecto Seawer que consiste en una central hidroeléctrica flotante que podría limpiar los océanos mientras genera energía limpia.
Científicos japoneses han publicado en la revista Science, el hallazgo de una bacteria que se alimenta del plástico corriente (PET) y que podría ayudar a reducir este tipo de residuos.
Existen otras iniciativas más modestas, como las papeleras marinas (SeaBins), aplicables a puertos deportivos, comerciales y clubs náuticos, o el brazalete de 4oceans, hecho de botellas de plástico y de cristal reciclado, que permite sacar a distancia medio kilo de basura.
Dive Against Debris es una app disponible en Android y en iOS que incorpora un mapa colaborativo donde se indica la presencia de basura sumergida.
Con todo, quizás, la mejor iniciativa sea el reciclar y reutilizar el plástico, o su sustitución por otros materiales más ecológicos y, sobre todo, nuestro civismo, como la Fundación Ecomar, ONG pionera en la limpieza de costas con proyectos de participación ciudadana organizando batidas por las playas.
Al fin y al cabo, está en juego nuestra salud. Conviene tomar conciencia mientras ponemos a asar unas suculentas sardinas en nuestra parrilla.